¡Betún de Judea y las adicciones!
Familias rotas por la droga del autoempleo, dependientes de la cuota de autónomos, yonkis del trabajo sin horarios, sudor frío cuando el camello de la asesoría se retrasa declarando el IVA y el mono de culminar el propio proyecto empresarial en la tierra de las pymes. Un drama, vamos.
¡Hagan a sus hijos funcionarios!
Que no les pase esto...
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