¡Betún de Judea nunca excreta!
Lo políticamente correcto ha condenado al ostracismo a todo lo que sea la eliminación de residuos (sólidos, líquidos y gaseosos) creando un hipócrita telón de acero tras el que ocultar todo lo que tenga cierto tinte escatológico.
Esto que nadie me negará, (tengo asumido que tampoco habrá quien dé un paso adelante para defender mi tesis) ha llegado a apartar de la comunidad que conforman los hombres de bien a todo el que muestre síntomas de practicar la "evacuación", aunque sea en la soledad de su casa a refugio de miradas indiscretas. Directamente es juzgado como un desviado y se le critica y denosta por ser un débil esclavo de su fisiología.
Hasta tal punto hemos llegado, que la gente corre a su humilde morada evitando las zonas más concurridas cuando entre la lista de la compra realizada se encuentra el papel higiénico.
Desde aquí afeamos esta conducta, nos ciscamos en los que la practican y abogamos por que la gente hable abiertamente de sus remanentes y despojos.
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