¡Betún de Judea no gana para sustos!
Esas madres desveladas que sólo buscan nuestro bien. Que no descansan siempre preocupadas por el número de mangas que llevamos puestas, la cantidad de alimento que ingerimos o con quién andamos por las noches.
¡Qué injustos somos no teniendo en cuenta su labor!
Veinticuatro horas al día velando por nuestro futuro, dándole vueltas, diseñando un perfecto camino a seguir para que nosotros nos salgamos a la primera de cambio.
¡Es que no hay derecho!
Tengamos en cuenta sus esfuerzos, agradezcamos sus consejos y tratemos de no darlas mucha guerra porque si no, cualquier día, las vamos a matar a disgustos. ¡Y eso sí que no!
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