jueves, 7 de enero de 2016

Amargos finales


¡Betún de Judea no tiene ex!

Nos empeñamos en despedirnos con diez voces y un portazo, en pasar página y quemar el libro, en renegar de lo que fuimos y de los "te quieros" dichos, en guardar en una caja todos los recuerdos y hasta el Wi-Fi. No acaban bien las relaciones una vez que se parte el amor. El despecho se hace nuestro compañero de barra y, lejos de poner calma, sólo azuza en contra de quien hasta hace dos días era "el amor de tu vida".
¿No sería mejor darle la justa importancia a la ruptura? Tomárselo a la tremenda está pasado de moda, ahora lo in es aceptarlo, madurar, quedar de vez en cuando en una cafetería, ser adultos, recordar los buenos tiempos, conservar la amistad y el cariño que os tuvisteis y, como seres civilizados, escupir en su café cuando vaya al baño.

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