¡Betún de Judea a cucharadas!
Encontrar una mosca en la sopa puede dar mucho asco, sí, pero, ¿y pensar que no lo has hecho? ¿No es peor la sospecha de haber ingerido un insecto entre fideos y huevo cocido? Quizás nunca hubo un díptero en el plato pero la duda puede producir un asco horrible y una impotencia indescriptible. Un "no saber" que puede hacer que, cuchara en mano, arrebatemos la mosca del plato del comensal de al lado, pues preferimos pasar por el ligero y desagradable trance de tragar, antes que reconocer nuestra ignorancia.
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