¡Betún de Judea y gracias ya le llamaremos!
Y es que así está el mercado laboral, por mucho que algunos hablen de creación de puestos de trabajo, de un tono azul oscuro casi negro que bien puede recordar a la gangrena. Y la desesperanza, la angustia y la fatalidad comienzan a apoderarse de las buenas gentes que sólo quieren un pedazo de infojob que llevarse a la boca.
A eso se añade el hecho de que en las empresas te recojan el resumen de tu experiencia laboral como si fuera propaganda de supermercado, con el mismo interés que se coge un folleto de herbolario, como si fueran hojas secas en el limpiaparabrisas del coche.
Por eso la frase del final del currículum, ésa que agradece "su tiempo y atención" bien podría ser sustituida por un "¡Gracias por nada!".
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