¡Betún de Judea es como es!
Admirable la capacidad que tenemos de convencernos a nosotros mismos de que nuestras miserias no son para tanto. ¿Nuestros descomunales fallos? Simplemente pequeños errores. ¿Nuestras incoherencias? Fruto de la sociedad y las circunstancias...
Asumir nuestras responsabilidades no es agradable, por eso, antes o después, nos descubrimos dando un salto mortal mientras quitamos hierro a comportamientos que, de reproducir otros, no habría cera en el mundo para darles.
Pero ¿qué le vamos a hacer? Resignémonos y, al menos, ensayemos posturas en el espejo para que no se note y de menos vergüenza el momento de autojustificarse...
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