¡Betún de Judea, Betún de Judea, Betún de Judea, Betún de Judea!
Cuidado con la autopromoción. Es algo que si no se hace bien puede producir un efecto de hartazgo que provocaría justo lo contrario de lo que pretendemos conseguir. A nuestro interlocutor (o más bien víctima) le entraría una sensación de estar lleno, atragantado, saturado de información sobre el producto.
¿El resultado? Muros de Facebook llenos de fotos de la lectura del guión, making off de rodajes, spoilers, rumores, trailers, actores descartados, la premiere en no sé dónde, declaraciones del director, polémicas por decisiones creativas...
Al final tenemos cientos de películas que sin haberse rodado te da la sensación de haber visto ya seis veces.
Por eso, Disney: ¡haya tranquilidad!
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