¡Ding dang Betún de Judea ha vuelto!
A veces nos complicamos, hacemos difícil lo sencillo, ponemos el foco en cosas lejanas y no nos damos cuenta de que todo puede ser más fácil, que podemos reducir los obstáculos, hacerlo todo más simple y ayudarnos de los que nos rodean.
Por qué seguir todo el camino de baldosas amarillas y molestar al mago de Oz, cuando tenemos a nuestro lado un corazón bien hermoso para nuestro pecho de hojalata y un cerebro casi a estrenar para nuestra cabeza de espantapájaros.
¡Reservemos el esfuerzo para lo realmente importante!
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