¡Betún de Judea es muy de hablar consigo mismo!
Están por todas partes, los habrás visto y oído pasar a tu lado mascullando algo contra el poder, una vecina o incluso contra el mundo en general. Pero lo peor de esa gente que habla sola por la calle no son sus exabruptos sibilinos, sino la desorganización.
Acabemos con ese goteo constante, con ese aparecer tras las esquinas, y recopilemos estos monólogos costumbristas en una misma zona creada para tal efecto en nuestras ciudades. Una plaza céntrica donde, además de poder controlarlos, sirvan como atractivo turístico.
Solucionemos este problema, y, al mismo tiempo...
¡Hagamos arte urbano!
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