martes, 15 de diciembre de 2015

Y sin que nadie lo esperara...


¡Betún de Judea is in the air!

Nunca nadie lo espera, por más que se busque, se invoque y se implore. Basta una ventana abierta, o mal cerrada, para que el amor se cuele en nuestra sala de estar. Y sin que nadie le diga nada se sienta, y sin que nadie le invite se queda a vivir.
Nunca se sabe por cuánto tiempo, ni con qué intensidad o a qué coste, pero sin rechistar se le pone un cubierto en la mesa mientras que a él le parezca oportuno sentarse a comer. Y no se molesten en cerrar puertas y ventanas a cal y canto, porque el día que quiera, se va. Unas veces a voces y otras sin decir nada.
Y eso sí que nadie lo espera...

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