miércoles, 30 de mayo de 2012

Aranchadas


Uno emplea todos sus esfuerzos, la energía de las pocas neuronas que no se vieron afectadas por la sequía, en recordarla como si aún no pudiera pronunciar bien mi nombre.
Como si su única preocupación fuera encontrar una cinta VHS para grabar los dibujos de la televisión.
Y en un abrir y cerrar de enojos me cumple el cuarto de siglo sin despeinarse, ella que puede.
Sin tener en cuenta lo que podamos opinar los demás, sin importar que necesitemos que se conserve eternamente niña...

Porque, aunque no lo parezca, Betún de Judea tiene su corazoncito...

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